Pleurotus ostreatus

Pleurotus ostreatus hongo Ostra

El cultivo de Pleurotus ostreatus puede dividirse en 3 etapas. Generación de la semilla, incubación y crecimiento del micelio y fructificación. El tiempo total de estas etapas es de 30, 15 y 30 días, respectivamente. Completando un ciclo productivo en dos meses y medio aproximadamente, bajo las condiciones que satisfacen los requerimientos de ésta especie (Soto et al., 2004).

 

1.- Generación de semilla: El potencial de una cepa vigorosa que ha invadido el medio de cultivo de una placa de petri por completo, puede inocular 50 frascos de un litro con semillas de cereales, tales como sorgo, trigo maíz, etc. Estos frascos llamados semilla madre, son capaces de inocular a 250 frascos (F1). Cada frasco F1 sirve para inocular 10 bolsas de un kilogramo de semilla de cereales como sustrato (F2). Esto produce un total de 2500 bolsas así inoculadas, las cuales, a su vez pueden generar 5 bolsas de tipo F3, por cada una de tipo F2, consiguiendo un total de 12.500 bolsas F3. Estas últimas deben estar a temperaturas entre 25 y 30°C. La temperatura mínima donde todavía hay crecimiento del hongo es de 15°C, provocándose una latencia progresiva si disminuye hasta los 4°C, donde se conserva y no hay crecimiento del hongo. Estas bolsas F3 serán la semilla definitiva para sembrar en el sustrato. No se puede seguir haciendo traspaso de germoplasma, ya que se degenera la cepa y con esto también su vigor (Soto et al., 2004).

 

2.- Incubación y crecimiento del micelio: La elección de un buen sustrato es la base para tener una buena producción, donde casi cualquier subproducto vegetal puede llegar a ser un potencial sustrato para el crecimiento de cepas del género Pleurotus. Por lo mismo, la mayor cantidad de investigación en este género se ha desarrollado en la busca del sustrato ideal para cada cepa (Soto et al., 2004).

 

La amplia gama de subproductos derivados de la industria agroforestal representan una oportunidad para optimizar estas explotaciones, entre otros aspectos, a través de la utilización de los subproductos como sustrato para el crecimiento de Pleurotus sp. Los sistemas productivos de Pleurotus pueden ir desde un nivel artesanal hasta niveles de alta tecnología y sofisticación (Sánchez et al., 2001).

 

 En Chile, el sustrato más utilizado para el cultivo de Pleurotus, está basado en rastrojo de trigo (Cisternas, 2002). Este sustrato lignocelulósico, frente a cualquier otro sustrato, posee características deseables para el cultivo de Pleurotus, tales como un bajo contenido nutricional, una relación C/N de 115 (Sánchez et al., 2001) y un eficiente crecimiento de Pleurotus sp. (France et al., 2002). Es abundante la mayor parte del año, así como también, accesible y barato. Está libre de factores que inhiben el crecimiento del hongo, posee buena capacidad de retención de agua, es resistente a la compactación (Sánchez et al., 2001) y tiene una densidad media de 320 kg/m3 (Infor, 1987).

 

Muchos sustratos lignocelulósicos no poseen las condiciones ideales para el crecimiento de Pleurotus sp., y deben ser acondicionados previamente, para lo cual existen distintos métodos que combinan la preparación del sustrato y su esterilización, para lograr condiciones semejantes a las descritas para rastrojo de trigo. Entre otros, se pueden mencionar la fermentación aeróbica, fermentación anaeróbica, el pellet, esterilización térmica, esterilización química, la pasteurización y el tratamiento con agua caliente (Sánchez et al., 2001).

 

El método de tratamiento con agua caliente (MTAC), corresponde al método más artesanal y, por ende, el que más expuesto está a contaminaciones. Este tratamiento es un proceso que humedece y pasteuriza el sustrato, además de solubilizar los azúcares o compuestos simples que podrían ser alimento para organismos patógenos o competidores (Ortiz, 2004). Para lograr una óptima pasteurización con el MTAC, el sustrato debe estar sumergido por 40 minutos en el agua a 85°C (Soto et al., 2004). El MTAC y también la pasteurización en salas de vapor, no son capaces de proporcionar una protección total del substrato, especialmente respecto del género Trichoderma. Debido a esto, muchos cultivadores han implementado el uso de fungicidas antes del tratamiento térmico (Sánchez et al., 2001).

 

            Los métodos de esterilización total del sustrato, con altas temperaturas y presión, son muy efectivos en el control de contaminantes, pero, a la vez, también eliminan la flora acompañante, no competidora y protectora, muy necesaria para un equilibrio biológico.

 

La asepsia del lugar de cultivo, el personal y las actividades desarrolladas cercanas a la siembra de incubación, también son los factores relevantes a controlar para que no exista contaminación (Sánchez et al., 2001).

 

La semilla (micelio), puede mezclarse al voleo con el sustrato, antes de ser ingresado a la bolsa que será la unidad de crecimiento, o también puede realizarse en capas alternadas de semilla y sustrato, dentro de las bolsas. Cualquiera de los dos métodos da buenos resultados si se hace correctamente (Soto et al., 2004). La dosis de inóculo varía según la cepa y el sustrato, donde las cantidades varían entre 0,8 y 15% de semilla en base al peso húmedo del sustrato (Sánchez et al., 2001).

 

La etapa de incubación tiene una duración de 15 a 20 días en condiciones óptimas de crecimiento. Sin embargo, su duración puede extenderse si algún factor como bajas temperaturas (France et al., 2000), o tamaño y densidad del sustrato no son los óptimos (Manríquez, 1991). Según France et al., (2000), es importante durante la primera semana mover las bolsas de crecimiento para permitir el drenaje del agua interna. De igual manera, se deben realizar agujeros en las bolsas de crecimiento, dos o tres días después de la siembra, para la fructificación. De este modo se concentra el CO2  hasta un 25% y estimula el crecimiento micelial (Sánchez et al., 2001). Sin embargo, condiciones pobres de oxígeno podrían estimular el crecimiento de un hongo contaminante, siendo este el caso de Trichoderma (Beyer et al., 2007).

 

 

Los requerimientos ambientales para la etapa de incubación y fructificación de Pleurotus ostreatus se muestran en el Cuadro N°1.

 

Cuadro 1. Factores óptimos para cada etapa de crecimiento de Pleurotus sp.

 

Factores

Crecimiento del micelio

Fructificación

Temperatura

24º a 30°C

15º a 18ºC

Luminosidad

Oscuridad

Luz indirecta (longitudes de onda menores a 600 nm) y un fotoperiodo de 12 horas  

Humedad R.

30 a 40%

85 a 90%

Aireación

28% de CO2, 20 % de oxígeno en el ambiente

20% de Oxígeno y menos de 700 ppm de CO2 en el ambiente.

pH

5-6 (bajo 4 existe inhibición)

5-6 ( bajo 4 existe inhibición)

 

Fuente: (Sánchez et al., 2001).        

3.- Fructificación

 

La fructificación puede realizarse en el mismo lugar de la incubación, pero adaptando los factores ambientales a las condiciones óptimas para esta etapa (Cuadro 2). No se recomienda realizar un cambio de sala, debido a que el movimiento de las bolsas de crecimiento puede generar roturas de la red micelial.

 

Dióxido de Carbono: Altos contenidos de dióxido de carbono en la sala de fructificación (700 ppm), pueden generar desde alargamientos del estípite (pie del cuerpo frutal), hasta la no formación del pileo (Sánchez et al., 2001). Sobre 1000 ppm de dióxido de carbono pueden inhibir la fructificación (Kurtzman et al., 1989, citado por Sánchez et al., 2001).

 

Temperatura: La temperatura óptima de fructificación de Pleurotus, es ligeramente menor a la de crecimiento micelial (Sánchez et al., 2001). Para la fructificación del Pleurotus ostreatus se deben tener de 15 a 18ºC (France et al., 2000). Sin embargo existen cepas tropicales que fructifican bien entre 20 y 28ºC (Sánchez et al., 2001).   

 

Humedad relativa de la sala de fructificación: Se realiza a través de aspersiones diarias con pequeño tamaño de gota (< 50 µm), donde la frecuencia de riego dependerá de la humedad relativa, la cual debe mantenerse entre un 85 y 90% (Cuadro 2) (Sánchez et al., 2001). Una frecuencia baja de aspersiones puede resecar el ambiente y con esto secar los primordios del hongo, con pérdida total de ese flujo de crecimiento de cuerpos frutales. Así, la deshidratación de un carpóforo maduro produce un daño comercial importante. Por otro lado, un sobre riego puede provocar daño físico de los carpóforos por ablandamiento, así como también, existe un alto riesgo de contaminaciones bacterianas.  

 

Luminosidad: La fructificación de Pleurotus ostreatus tiene un fototropismo positivo (Cisternas, 2002). La luz produce cambios de pigmentación en los cuerpos frutales de acuerdo a la intensidad de la radiación recibida, donde, mientras más luz incide sobre el pileo, más oscuro será éste. Para un crecimiento óptimo, la luminosidad debe ser difusa y estar bajo los 600 nm. de longitud de onda (Sánchez et al., 2001).

 

pH: El potencial de hidrógeno del medio donde crece el micelio está directamente relacionado con el potencial de crecimiento del hongo, debido a que el pH incide sobre el carácter iónico del medio, influyendo sobre las proteínas de la membrana y sobre la actividad enzimática ligada a la pared celular, afectando negativamente sobre el metabolismo, cuando el pH se encuentra fuera de su rango optimo (5-6) (Sánchez et al., 2001).

 

4.- Cosecha: En la cosecha, cuando el borde del pileo empiece a enrollarse, es signo de que se está sobre maduro (Sánchez et al., 2001). Se deben realizar cosechas de todas las setas de cada bolsa de producción, aunque no todas las setas estén bien desarrolladas. Si se generaran cortes sólo en las setas maduras, no se dejaría paso para el segundo flujo de crecimiento, inhibiendo el desarrollo de las próximas fructificaciones en las zonas en que se dejaron primordios poco desarrollados. Para la cosecha se deben usar cuchillas afiladas y limpias, sacando por completo los restos de estípite, ya que son fuente para que mohos contaminen las bolsas (Soto et al., 2004).